Figura 10.2. Evolución histórica de los emparrillados rara cimentación
de a) madera. b) rieles de ferrocarril. c) vigas I de acero
Al principio de la década de 1870, la determinación de las dimensiones se hizo apoyándose en una base más racional. Los ingenieros progresistas de aquellos días recomendaban que las áreas de las zapatas en un lugar dado, se hicieran proporcionales a las cargas que obraban en ellas, y que el centro de gravedad de la carga debía coincidir con el centroide de la zapata. Se creía que los asentamientos de todas las zapatas serian iguales y que no se inclinarla ninguna zapata si se seguían concienzudamente estas recomendaciones.
Además, se creía que para cada suelo existía una presión específica bajo la cual los asentamientos de las diferentes zapatas no excederían de valores razonables. Esta presión, conocida como presión admisible en el suelo, se especificaba generalmente en el reglamento de construcción o en las ordenanzas de la ciudad en la que se localizaba la construcción.
Figura 10.3. Zapatas en cantiliver para soportar una
columna exterior del Auditorium Building, Chicago. 1887.
Con el perfeccionamiento de la mecánica de suelos, se hizo evidente que la seguridad o el asentamiento de una zapata dependen de muchos factores, además de la presión ejercida en el subsuelo. Sin embargo, como el concepto de la presión admisible en el suelo es tan cómodo, se ha conservado en la moderna ingeniería de cimentaciones, pero con modificaciones y limitaciones dictadas por los criterios actuales.
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